Se presenta de una manera brusca, de un momento a otro, en lactantes entre los 4 y 8 meses de edad (promedio 6 meses), bien nutridos y aparentemente sanos o con procesos gripales leves o gastroentéricos previos.
El síntoma inicial es el dolor abdominal tipo cólico con etapas de ausencia (episódico) cuya intensidad se incrementa con el tiempo y con un intervalo de presentación que disminuye con el paso de las horas, es decir, el dolor se presenta más seguido y con mayor intensidad.
Como la introducción del intestino dentro del mismo provoca un cuadro clínico de obstrucción intestinal el paciente, además del dolor abdominal, presenta elevación del abdomen (distensión abdominal), vómitos inicialmente claros y posteriormente amarilloverdosos o francamente verdes y ausencia de deposiciones.
Posteriormente el compromiso del intestino, al no tener una buena irrigación sanguínea, ocasiona deposiciones diarreicas de moco con sangre (jalea de grosella), un indicativo de la gravedad de la enfermedad. Nosotros los padres no debemos esperar que nuestro niño llegue a estas condiciones por cuanto la lesión intestinal puede provocar que en el momento de la intervención quirúrgica sea necesaria una resección intestinal (retiro de un segmento del intestino).
Por lo tanto, ante un lactante con los síntomas mencionados, los padres deben acudir inmediatamente a un centro de emergencias pediátricas para el descarte de esta enfermedad evitando consecuencias funestas.
El diagnóstico, además de lo mencionado, puede ser confirmado mediante una radiografía de abdomen simple que mostrará signos de obstrucción intestinal y una ecografía abdominal que visualizará una masa intraabdominal.
El tratamiento es quirúrgico y se realizará después de estabilizar al lactante. La técnica operatoria dependerá de los hallazgos al momento de la intervención.
Para mayor información acudir a: http://www.econosaludpediatrica.com/